De camino al corazón

“Coje el camino que sea pero que tenga corazón-Carlos Castaneda”

Un camino con corazón es un camino con amor, es la base misma de la espiritualidad y el autoconocimiento, es la guía en nuestro inicio espiritual, como una lucecita que nos guía, es la forma en que afrontamos el camino, y también es la llegada a la meta.

El amor como inicio, es como tantos otros códigos morales, en nuestro interior sabemos que nos lleva hacia el bien, pero que en muchos casos lo vemos como algo abstracto, poético o ambiguo, y aunque queremos desesperadamente que el amor reine en nuestras vidas, nos movemos torpemente, nadie puede dar lo que no tiene, para amar hay que amarse a uno mismo, no como un acto de autocomplacencia, o de ensalzamiento de las propias virtudes, sino como un respeto profundo a la propia esencia y a la existencia.

El amor en su segundo paso, es lo que impregna la forma de afrontar el camino, hay que ir hacia el propio corazón con cariño, con amabilidad, sin prisas, solo desde esa premisa veremos la auténtica intensidad de la luz que allí brilla y probaremos algo de la esencia del amor intenso, ese camino tierno hacia el propio corazón, abre las puertas a relacionarnos con los otros seres, aparece el respeto y la ecuanimidad, la proeza de ser amable cuando no tienes motivos para no serlo, la capacidad de ver lo hermoso en todo aquello que nos rodea, el placer de escuchar a otros. El amor como camino es abrirse en vez de protegerse, es dejar que el miedo, la apatía, la vanidad y la ira, se relajen en las cálidas aguas de la confianza y la aceptación, es dejar ir. Cuando uno abre su corazón encuentra conexiones con otros, porque el amor es unión, es el pegamento espiritual que nos junta, sin amor uno se siente aislado, perdido en la vida.

Y al fin la meta, aunque indefinible como toda meta espiritual, la meta es el camino cuando ha dejado de sentirse como camino, en movimiento, vivo, no un lugar donde dormir, no algo quieto o inamovible, es fuente y también es receptáculo, es el gozo cálido, es fluir con aquello que siempre ha estado allí y que solo hay que permitir que se manifieste, y conectar con ello.

Toda revelación es baldía, o falsa si en ella no hay amor, si no hay corazón, todos estamos invitados por nuestros corazones, no perdamos tiempo y dirijámonos cada uno a su corazón, con valor y determinación, todo está por ganar.

Y si quieres pide información del retiro que organizo en febrero, con el mismo nombre que este artículo.

Ecstatic Dance

El Ecstatic Dance nació hacia el año 2000 en Hawái de la mano de jóvenes Norteamericanos huidos del continente, hartos de la manera materialista y individualista de lo que llamamos la ‘American way of life’. Y seguramente fue al juntarse estos dos mundos tan diferentes, estas culturas contrapuestas entre la manera de vivir en la isla respecto al continente americano, la que dio pie al lento desarrollo y descubrimiento de lo que hoy conocemos en todo el mundo como Ecstatic Dance. Es como una fusión entre el libre y violento fuego interno de un volcán junto al racionalismo más académico.

Hasta donde se sabe, no fue hasta el mes de julio del 2010 que no se hizo la primera sesión de Ecstatic Dance en el viejo continente. Fue de la mano de un joven DJ Catalán conocido por el nombre de Albert Pala que tuvo la visión de replicar esta práctica en una pequeña sala de baile de Barcelona. Y a partir de allí ya nunca más dejó de hacer lo que más le gustaba, que era precisamente facilitar sesiones de DJ a través de la música y, por aquel entonces, de los platos de discos. Si quieres ampliar esta información y a la vez disfrutar de un buen libro, puedes comprar su obra titulada Ecstatic Dance, bailando hacia la libertad. Hasta la fecha es el único libro escrito sobre el tema que yo sepa.

Y a estas alturas os estaréis preguntando ¿qué es el Ecstatic Dance? ¿Cómo se practica? ¿En qué consiste? Pues no es una pregunta fácil de responder, ya que lo que primero que hacemos en una práctica de Ecstatic es un círculo donde nos reunimos todos y donde suelo decir que el Ecstatic Dance no se puede explicar y que la mejor manera de aprender es practicarlo, sentirlo y vivirlo. Aun así, como aquí solo podemos escribir, aunque te invito a que lo pruebes MUY encarecidamente, vamos a tratar de definirlo un poco, y explicar cómo es una sesión y poner algún punto sobre las ‘íes’.

Las sesiones de Ecstatic Dance suelen empezar con un círculo para explicar las pautas y el funcionamiento del mismo. Se siguen unas simples normas como son: No juzgar ni a los demás ni a uno mismo, no tomar o hacer uso de sustancias que alteren la conciencia y la mente como son drogas o alcohol, bailar totalmente descalzos y se prohíbe el uso de la palabra, aunque sí está permitida la expresión a través de gestos y gritos o ruidos orgánicos en caso de necesidad. Las normas no están pensadas para prohibir y poner límites, sino muy al contrario, son para permitir que todo el mundo transite por el mismo marco y que estas te permitan la expansión. Por ejemplo, no llevar calzado nos conecta directamente y sin interferencias con la tierra y nos iguala a todos. El negar el uso de la palabra tiene por objeto eliminar en la medida de lo posible la mente y las interferencias sociales. Tras esta breve explicación le suelen seguir algunas breves prácticas de liberación, tales como respiraciones o movimientos espontáneos del cuerpo a modo de calentamiento y enraizamiento.

A partir de aquí, una vez finalizada esta fase, empieza a sonar la música facilitada por el DJ que será el encargado de hacernos transitar por diferentes estados a lo largo de la sesión. Aunque la duración de la misma no está establecida, suele ser de unas 2 horas por norma general, aunque no son infrecuentes sesiones de 4 horas ininterrumpidas de la mano de 2 Dj’s.

La sesión de Ecstatic Dance fomenta la expresión libre a través del baile, sin coreografías fijas y con un enfoque en la conexión personal y grupal, dando lugar a una verdadera transformación interior que facilita a los participantes romper al instante con patrones personales y sociales. Es una práctica en la que no se requiere ninguna habilidad especial, más que el profundo deseo de explorar nuestro propio interior de manera sana y divertida. Es como un laboratorio en el que cada persona descubre cosas de sí mismo y en el que experimenta con su propio cuerpo.

Es una práctica guiada por un facilitador DJ que se encarga de hacernos transitar por diversas emociones a través de la música. El Ecstatic Dance fomenta la expresión libre a través del baile, sin coreografías fijas y con un enfoque en la conexión personal y grupal, dando lugar a una verdadera transformación interior que facilita a los participantes romper al instante con patrones personales y sociales. Es una práctica en la que no se requiere ninguna habilidad especial, más que el profundo deseo de explorar nuestro propio interior de manera sana y divertida.

Las sesiones se suelen cerrar con un círculo en el que todos los integrantes son invitados a hacer partícipes a los demás sobre su experiencia, de forma que todo el mundo pueda dar su visión personal sobre su experiencia por igual. Suele ser uno de los mejores momentos porque la conexión que se puede ver y sentir tanto en uno mismo como en los demás es enorme comparada con cómo todos empezaron. Aquí es donde se ven y se siente la transformación del grupo. Es un momento muy emotivo y muy enriquecedor como seres humanos que somos. Aquí se aprecia que no hay diferencias y que todos somos uno.

Si has llegado hasta aquí, muy probablemente es porque te ha interesado y, por lo tanto, solo te resta probarlo y disfrutarlo!! ¿Nos vemos en la próxima sesión de Ecstatic? Eso espero :))

Dj Uri Matsuri

Sobre la Confianza

¿Qué es la confianza?

Esta palabra nos propone que tenemos que “conectar” con la “fe”. Lo que implica entre muchas otras cosas, abandonarse a, apoyarse en, dar crédito, seguridad en sí mismo.

Sin embargo, la confianza al igual que cualquier otro concepto no tiene contenidos aparte de los que articulan los usos de las palabras.  Las palabras son poderosas, pero no por mostrar la realidad, sino por el contenido simbólico que el que las escucha tiene al respecto del concepto que expresan. Claro esta que ninguna palabra, ni la definición de la misma es contenedora de la realidad que intenta describir, por ejemplo, ni la palabra persona, ni su definición con palabras no puede reflejar más que el sesgo del momento, el lugar, el que la utiliza la palabra y el que la recibe, lógicamente lo mismo ocurre con todas las otras palabras.

Si la palabra solo nos puede contener con una parte de la realidad, entiendo que la mejor forma de usar las palabras es explicando las distintas formas en que se puede vivenciar la confianza.

Confianza materialista

Uno de los puntos de vista muy extendido, siempre dentro del auto desarrollo, es ver la confianza como alcanzable gracias a una estrategia, siguiendo una serie de puntos o parámetros, donde los sujetos han de depositar su fe en las propias facultades o capacidades, lo cual por un lado favorece la autoestima basada en una valoración positiva de uno mismo, y por otro lado predispone a quien usa la confianza de este modo a conseguir sus deseos.

Esta forma de entender la confianza, está basada en el materialismo fenomenológico altamente individualista, en donde se quiere tener el control para que dure algo o se produzca algo, con necesidad de control como demuestra el hecho de construir una estrategia, lo cual expresa una falta de confianza en el resultado, e implica miedo y desconfianza, justamente lo contrario de lo que se persigue. Como decía Krishnamurti uno no teme lo desconocido, sino el fin de lo conocido. Además, hemos de preguntarnos, si para poder tener confianza en algo, ese algo tiene que tener cierta durabilidad, ¿Cómo es posible confiar en lo material? Cuando por definición es efímero y transitorio. Sin duda este modelo de confianza nos llevara por una montaña rusa emocional, de momentos de euforia a momentos deprimidos.

Confianza en Dios

Otra forma de generar confianza es depositando la fe en Dios, y aceptando sus designios como expresiones de su sabiduría. De esta manera, siempre que se acepte realmente la voluntad de Dios, y no lo convierta en otra forma de trueque para conseguir los propios deseos, el adepto encuentra algo atemporal donde depositar la confianza, y por tanto una forma estable de experimentar la confianza y la vida en general. El problema para vivir dentro de este estilo de confianza, es justamente ser capaz de experimentar a Dios, dado que, sin esta experiencia directa, el adepto puede centrarse en un elenco de creencias y valores preestablecidos, pero creer no es confiar, es delegar el miedo.

Confianza a través de la experiencia directa

Para finalizar, una ultima forma de tener confianza, parte de la fe obtenida de la experiencia directa, que resulta una realidad universal, es decir, que es cierta para uno mismo y para todos los demás. Cuando una verdad es relativa, no es una verdad. Esta forma de entender la confianza se separa del materialismo espiritual, donde la realidad es aquello que uno siente, aunque los otros no lo sientan así. Por tanto, cuando hablo de experiencia directa de la confianza, no me refiero a un sentimiento más o menos agradable que se consigue con alguna practica o vivencia, sino a la conexión con una realidad compartida por todo aquel que la experimente, es como el Dharma, es decir la ley en que funcionan las cosas de forma universal. Reflexionemos u momento ¿Porque confiamos en que mañana saldrá el sol?, no es necesario creer, simplemente lo experimentamos directamente y como una realidad universal.

¿Cómo se llega a la confianza mediante la experiencia directa?, a parte de conseguirlo de forma casual, lo usual es mediante distintas prácticas, que faciliten la conexión con el sí mismo, que es en definitiva una expresión del Sí universal. El silencio enriquecedor nos abre puertos. La confianza es un lugar donde impera el amor que hay a ti, en vez de por, porque el miedo asfixia el amor. La confianza conecta con la verdad, ¿Cómo confiar en una mentira? En la confianza autentica hay una autoestima basada en el conocimiento, no en la sobrevaloración de uno mismo. La confianza produce ejemplaridad como muestran los grandes maestros de todos los tiempos. La confianza, practica una escucha abierta, acepta la revisión de valores y creencias. Y si bien conectar con la confianza es una tarea difícil, una vez alcanzada todo nos parece más fácil, sin confianza el mundo se hace cuesta arriba.

Y si necesitamos un lema tal vez pueda sernos útil usar este del Dalai Lama “Cada día, cuando te despiertes, piensa «hoy me siento afortunado de estar vivo, tengo una preciosa vida humana, no voy a desperdiciarla”

Los beneficios de practicar una escucha activa

La comunicación es aquello que configura nuestras relaciones y aquello que nos configura a nosotros mismos. Las conversaciones que mantenemos pero también las que no mantenemos con nosotros/as mismos/as y con los demás definen nuestra manera de vivir. Es por este motivo que con este post nos hemos querido parar a reflexionar sobre como es nuestra comunicación en el día a día.

La alquimia del resurgir

Resurgir es volver a surgir, recobrar las fuerzas y ánimos. Los seres humanos disponemos de un increíble capacidad de resurgir, que está relacionada con dos elementos fundamentales, por un lado con la conexión del refugio interno, que nos permite conectar con nuestra propia naturaleza, donde habita la fuerza vital que nos permite resurgir. Por otro lado está conectado con la actitud, con las ganas de volver a empezar, con dejar que los nuevos brotes se levanten por encima del que es caduco.

Así resurgir solo es permitir que surja de nosotros mismos aquello que ya está latente, aquello que quiere vivir, aquello que quiere manifestarse. Y al dejar que esto se produzca descubrimos el potencial de la energía del que es nuevo, de la belleza de cada instante. Es regenerarse a un mismo, es descargar, es sanear, es convertir el que nos impide respirar en abono que nos dé la libertad.

Pero aunque todo es nuevo, siempre ha estado allá, siempre cerca nuestro, por lo tanto resurgir no es destruir, sino regenerar, volver a encontrar el que nunca se tendría que haber perdido, el sí -mismo.

En este seminario buscaremos la forma de conectar con nuestro refugio interior y beber allá de la fuente que nos permite regenerar y resurgir.

Dalo todo; Acéptalo todo

Porque permaneces preso si la puerta está abierta de par en par (Rumi)

Para llenar un recipiente primero hay que vaciarlo, el arte de darlo todo, proviene de la confianza en el proceso de la vida, en que no hay nada que perder, es una entrega a aquello que uno hace, cuando lo hace, sin reservas,  es vivir el presente.

Así uno no se ancla en el pasado, ni en los sucesos que en él han ocurrido, es solo información y tránsito, pero no la vida.

Tampoco se vive en el mundo hipotético del futuro, ni de los objetivos, así el camino, en el lugar en el que uno se encuentra, es la única respuesta, el cómo se ha llegado deviene del proceso del pasado en el que ya no podemos intervenir y el futuro solo será debido al presente. Por tanto no vivir en el presente, es mantenerse siempre en un círculo de repetición sin fin del  Karma[1].

Para poder crecer y también cambiar las cosas hay que llevar siempre el corazón con uno,  enamorarse de cada instante, de cada pequeña cosa que surge y desaparece, para ser uno con el cambio que es la única constante.

Para poder fluir en un todo cambiante, hay que aprender a aceptar, hasta llegar a aceptarlo todo, esto significa perder el miedo a que las cosas sean como son y vayan en una dirección distinta a la que uno mismo quiere, aceptar es por tanto conocer y vivir  el cambio, como una  melodía libre de ritmo y de formas,  cuya belleza estriba en esta naturaleza, así lo inevitable solo es la parte lógica de una magistral composición y toda resistencia al cambio solo es sufrimiento.

Por tanto este  es un seminario de dar y también de recibir, para luego volver a dar lo que se ha recibido, en un proceso que no termina nunca, nada hay que perder porque nada es nuestro, nosotros formamos parte del todo, quedarse una parte de este solo es ilusión.

Somos gestores de los regalos que recibimos, de nosotros depende del  tiempo que se quedan a nuestro lado, o si simplemente los dejamos que pasen sin más.


[1] Entendiéndose por Karma la ley de causa y efecto, la que propone que aquello que somos hoy proviene de nuestros pensamientos y acciones de ayer; y lo que seremos mañana proviene de nuestros pensamientos y acciones de hoy. Por tanto la única posibilidad de cambiar las cosas es vivir en el presente.

Cuando las palabras sanan

De la manera en que nos definimos es como vivimos

Nuestras experiencias son lo que son, por la forma en que nos las explicamos a nosotros mismos

Las relaciones con los demás, están totalmente afectadas, por la manera  en que nos comunicamos con ellos.

Tenemos un estrecho  vínculo con las palabras y el modo en que las usamos,  estas en absolutos son neutras, pueden enfermar,  pero también sanar,  alteran o calman, perjudican o ayudan, crean enemigos o amigos.

La influencia que las palabras tienen en nuestras vidas es total y el secreto para beneficiarnos de su potencial radica en la forma en que las utilizamos, para ello no basta sustituir unas palabras por otras, sino que hay que rehacer el dialogo interno, asentándolo sobre las bases constructivas, no en una lucha con uno mismo, sino en un acto amable e integrador.

Así el trabajo que se propone en este seminario, es  tomar consciencia de nuestro propio discurso, de los compromisos implícitos que este encierra y  de esta forma poder intervenir para mejorarlo, convirtiéndolo en sanador para nosotros mismos y para los demás

El arte de escoger, el sendero del Héroe

Existe la idea comúnmente aceptada, que hay que favorecer los pensamiento positivos frente a los negativos, aunque esto en principio parece sensato y sin duda es mejor que en nosotros  imperen los primeros en vez de los  segundos, lo cierto es que si ponemos en práctica este  concepto nos precipitamos hacia un conflicto interior, por un lado hay que eliminar o exiliar algunos acontecimientos  mentales que se producen en nosotros, en pro de otros que consideramos mejores.  Esto representa una fragmentación  del propio sí mismo, una multiplicidad antagónica de personajes, por un lado encontramos un productor o receptor de pensamientos negativos, por otro, un trabajador, agotado antes de empezar, que elabora o busca referentes de los  positivos  y finalmente,  el censor/juez  omnipotente, omnipresente,  que decide cual es positivo y cual negativo, que es lo bueno  y que es lo malo, en definitiva es el que sabe.

Esta discusión  a tres se complica exponencialmente a medida que incrementamos la distancia entre nuestros fragmentos,  es la inquietud de lo no resuelto, de lo soterrado en el delgado barniz de la ilusión, donde la única salvación parece ser saber el motivo, la causa de la aparición de estos pensamientos negativos o tal vez  el origen en una desesperada necesidad eliminar cargas, o más bien transmitirlas a modo de  responsabilidad  o de culpa, externamente a modo de autojusticación  (padres, maestros, conyugues, trabajo, etc.),  o internas (como hice esto, si hubiera hecho aquello, soy un desastre, no me organizo, no soy capaz, no tengo fuerza de voluntad, etc.).

Si miramos esto atentamente, nos damos cuenta de que el proceso es mucho más negativo que los pensamientos que en él aparecen y que es la propia importancia que le damos a estos pensamientos, lo que los convierte en poderosos.

Así pues lo importante no es que aparezcan ciertos pensamientos en nuestra mente, sino que hacemos con ellos,  aquí está la verdadera elección, identificarse con unos, con los otros o quizás con ninguno.

Un Samurai del siglo XIV dijo:

 

No tengo padres;
hago del Cielo y la Tierra mis padres.

No tengo poder divino;
hago de la honestidad mi poder divino.

No tengo recursos;
hago de la humildad mi apoyo.

No tengo el don de la magia;
hago de mi fortaleza de ánimo mi poder mágico.

No tengo vida ni muerte;
hago de las mareas de la respiración mi vida y mi muerte.

No tengo cuerpo;
hago del valor mi cuerpo.

No tengo ojos;
hago del resplandor del rayo mis ojos.

No tengo orejas;
hago del buen sentido mis orejas.

No tengo miembros;
hago de la vivacidad mis miembros.

No tengo proyecto;
hago de la oportunidad mi designio.

No soy un prodigio;
hago del respeto al Dharma (Doctrina, Ley) mi milagro.

No tengo principios;
hago de la adaptabilidad a todas las cosas mis principios.

No tengo amigo;
hago de mi mente mi amigo.

No tengo enemigo;
hago de mi falta de atención mi enemigo.

No tengo armadura;
hago de la benevolencia y la rectitud mi armadura.

No tengo Castillo;
hago de la ”sabiduría inmutable de mi mente” mi castillo.

No tengo espada;
Hago del “silencio de la mente y asuencia del yo” mi espada.

La Danza de la Presencia

La Danza de la Presencia

Cuando en yoga nos referimos a la ignorancia, no estamos hablando de la falta de conocimientos académicos, técnicos o culturales en general, que por otro lado son completamente útiles para la realización profesional, sino al desconocimiento de uno mismo y de las leyes que imperan en su interior. Esto no es una idealización, una suma de conceptos que generan una imagen, sino que se conforma como pura experiencia, como un estado de presencia constante, que solo puede devenir en comprensión y aceptación. De hecho si no se dan estas dos premisas probablemente estemos en donde siempre estamos, con distinta apariencia pero en el mismo lugar.

Uno puede estar ejecutando diversas posiciones “yoguicas”, e incluso estar sentado y pretender hacer meditación, mientras su  mente esta recreándose en el divertido y agitado arte de la ensoñación, es decir pensando, en vez tomar conciencia, evadiéndose del sentir tal y como es, para pasar a imaginar, a desear, a juzgar, todo menos aceptar, todo menos comprender, en el juego   “lo más que pienso lo menos que estoy en mí”.

Entrar en la presencia, en la atención solo puede producirse cuando este flujo cesa, es entonces cuando aparece el estado meditativo, producto del cese del conflicto, no de la imposición, ni adquisición de nada, ni del control, sino del estado que queda cuando la agitación se desvanece. Usando una analogía, es como un estanque en el que van cayendo piedrecitas, si intentas parar las ondas que estas generan, con las manos o con cualquier otra cosa, lo que en realidad consigues es que aparezcan más ondas, lo que quiere decir que para que aparezca la calma hay que cesar la beligerancia, hay que vencer sin combatir, es la única manera de ganar, porque si tu luchas contra ti mismo ¿Quién ganara y quien perderá?. Al decir esto aparece inmediatamente la tentación de una solución, hay que parar este torrente de pensamientos, eliminarlos, son negativos, me intoxican, otra vez el general del ejército enarbolando la bandera en pro de conquistas mil. En seguida la mente dice esto es bueno y claro en consecuencia hay algo malo a erradicar,  estos pensamientos que consideramos negativos o malos, nos inspiran miedo a que acontezcan o a que no acontezcan, el miedo es el fabricante de armas, es entonces cuando aparece  el general, que es el deseo y empieza la lucha.

Si miramos profundamente los pensamientos, ni son buenos, ni malos, son solo flujos de energía, El problema consiste en realidad, en la importancia que le damos a algo que bien mirado es sumamente transitorio, y al apego que tenemos al proprio pensamiento y al proceso de pensar, he ahí el estado de ensoñación, en el que estamos inmerso casi la totalidad del tiempo, es la dinamo de la  ignorancia y el mal estar, lo que nos aleja de lo único que nos puede ayudar, la atención o presencia.

Cuando más sumido en la ensoñación, más aislado, más solo, olvidado de sí mismo, todo está lejano,  las personas solo son algo,  el sentimiento de pobreza y de escasez es lo único que nos llena.  Ante esto lo fácil sería dejarse llevar por un sentimiento pesimista, que es el que ayuda al indolente a  dejarse ir, promulgando un determinismo y la incapacidad de progreso, tal vez culpando al universo de la propia mala suerte, pero nada más alejado de la realidad, si bien este proceso es potente y difícil de erradicar, lo cierto es que es algo reversible, y que todos en potencia estamos capacitados para darle la vuelta, para progresar, eso sí, implica una inversión en nosotros mismos, un arduo trabajo, pero acaso es mejor estar sufriendo.

Para cualquier información del seminario de yoga llamar al 651 66 45 17

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