Dóna-ho tot; Accepta-ho tot
Perquè quedes pres si la porta està oberta de bat a bat (Rumi)
Per omplir un recipient primer cal buidar-lo, l’art de donar-ho tot, prové de la confiança en el procés de la vida, en què no hi ha res a perdre, és un lliurament a allò que un fa, quan ho fa, sense reserves, és viure el present.
Així un no s’ancora en el passat, ni en els successos, és només informació i trànsit, però no la vida.
Tampoc es viu al món hipotètic del futur, ni dels objectius, així el camí, en el lloc en el qual un es troba, és l’única resposta, el com s’ha arribat esdevé del procés del passat en què ja no podem intervenir i el futur només serà a causa del present.
Per tant no viure en el present, és mantenir-se sempre en un cercle de repetició sense fi del Karma¹. Per poder créixer i també canviar les coses cal portar sempre el cor amb un, enamorar-se de cada instant, de cada petita cosa que sorgeix i desapareix, per ser un amb el canvi que és l’única constant.
Per poder fluir en un tot canviant, cal aprendre a acceptar, fins a arribar a acceptar-ho tot, això significa perdre la por que les coses siguin com són i vagin en una direcció diferent de la que un mateix vol, acceptar és per tant conèixer i viure el canvi, com una melodia lliure de ritme i de formes, la bellesa rau en aquesta naturalesa, l’inevitable només és la part lògica d’una magistral composició i tota resistència al canvi només és sofriment.
Per tant aquest és un seminari de donar i també de rebre, per després tornar a donar el que s’ha rebut, en un procés que no acaba mai, no hi ha res a perdre perquè res és nostre, nosaltres formem part del tot, quedar-se una part d’aquest sol és il·lusió.
Som gestors dels regals que rebem, de nosaltres depèn el temps que es queden al nostre costat, o si simplement els deixem que passin sense més.
¹Entenent-se per Karma la llei de causa i efecte, la qual proposa que allò que som avui prové dels nostres pensaments i accions d’ahir, i el que serem demà prové dels nostres pensaments i accions d’avui. Per tant l’única possibilitat de canviar les coses és viure en el present.
La Danza de la Presencia
La Danza de la Presencia
Cuando en yoga nos referimos a la ignorancia, no estamos hablando de la falta de conocimientos académicos, técnicos o culturales en general, que por otro lado son completamente útiles para la realización profesional, sino al desconocimiento de uno mismo y de las leyes que imperan en su interior. Esto no es una idealización, una suma de conceptos que generan una imagen, sino que se conforma como pura experiencia, como un estado de presencia constante, que solo puede devenir en comprensión y aceptación. De hecho si no se dan estas dos premisas probablemente estemos en donde siempre estamos, con distinta apariencia pero en el mismo lugar.
Uno puede estar ejecutando diversas posiciones “yoguicas”, e incluso estar sentado y pretender hacer meditación, mientras su mente esta recreándose en el divertido y agitado arte de la ensoñación, es decir pensando, en vez tomar conciencia, evadiéndose del sentir tal y como es, para pasar a imaginar, a desear, a juzgar, todo menos aceptar, todo menos comprender, en el juego “lo más que pienso lo menos que estoy en mí”.
Entrar en la presencia, en la atención solo puede producirse cuando este flujo cesa, es entonces cuando aparece el estado meditativo, producto del cese del conflicto, no de la imposición, ni adquisición de nada, ni del control, sino del estado que queda cuando la agitación se desvanece. Usando una analogía, es como un estanque en el que van cayendo piedrecitas, si intentas parar las ondas que estas generan, con las manos o con cualquier otra cosa, lo que en realidad consigues es que aparezcan más ondas, lo que quiere decir que para que aparezca la calma hay que cesar la beligerancia, hay que vencer sin combatir, es la única manera de ganar, porque si tu luchas contra ti mismo ¿Quién ganara y quien perderá?. Al decir esto aparece inmediatamente la tentación de una solución, hay que parar este torrente de pensamientos, eliminarlos, son negativos, me intoxican, otra vez el general del ejército enarbolando la bandera en pro de conquistas mil. En seguida la mente dice esto es bueno y claro en consecuencia hay algo malo a erradicar, estos pensamientos que consideramos negativos o malos, nos inspiran miedo a que acontezcan o a que no acontezcan, el miedo es el fabricante de armas, es entonces cuando aparece el general, que es el deseo y empieza la lucha.
Si miramos profundamente los pensamientos, ni son buenos, ni malos, son solo flujos de energía, El problema consiste en realidad, en la importancia que le damos a algo que bien mirado es sumamente transitorio, y al apego que tenemos al proprio pensamiento y al proceso de pensar, he ahí el estado de ensoñación, en el que estamos inmerso casi la totalidad del tiempo, es la dinamo de la ignorancia y el mal estar, lo que nos aleja de lo único que nos puede ayudar, la atención o presencia.
Cuando más sumido en la ensoñación, más aislado, más solo, olvidado de sí mismo, todo está lejano, las personas solo son algo, el sentimiento de pobreza y de escasez es lo único que nos llena. Ante esto lo fácil sería dejarse llevar por un sentimiento pesimista, que es el que ayuda al indolente a dejarse ir, promulgando un determinismo y la incapacidad de progreso, tal vez culpando al universo de la propia mala suerte, pero nada más alejado de la realidad, si bien este proceso es potente y difícil de erradicar, lo cierto es que es algo reversible, y que todos en potencia estamos capacitados para darle la vuelta, para progresar, eso sí, implica una inversión en nosotros mismos, un arduo trabajo, pero acaso es mejor estar sufriendo.
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