Quan les paraules sanen
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De la manera com ens definim és com vivim
Les nostres experiències són el que són, per la manera com ens les expliquem a nosaltres mateixos
Les relacions amb els altres, estan totalment afectades, per la manera com ens comuniquem amb ells.
Tenim un estret vincle amb les paraules i la manera com les fem servir, aquestes en absoluts són neutres, poden emmalaltir, però també guarir, alteren o calmen, perjudiquen o ajuden, creen enemics o amics.
La influència que les paraules tenen en les nostres vides és total i el secret per beneficiar del seu potencial rau en la manera com les utilitzem, per això, no n’hi ha prou substituir unes paraules per unes altres, sinó que cal refer el diàleg intern, sobre les bases constructives, no en una lluita amb un mateix, sinó en un acte amable i integrador.
Així el treball que es proposa en aquest seminari, és prendre consciència del nostre propi discurs, dels compromisos implícits que aquest amaga i així poder intervenir per millorar-lo, convertint-lo en sanador per a nosaltres mateixos i per als altres
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De la manera en que nos definimos es como vivimos
Nuestras experiencias son lo que son, por la forma en que nos las explicamos a nosotros mismos
Las relaciones con los demás, están totalmente afectadas, por la manera en que nos comunicamos con ellos.
Tenemos un estrecho vínculo con las palabras y el modo en que las usamos, estas en absolutos son neutras, pueden enfermar, pero también sanar, alteran o calman, perjudican o ayudan, crean enemigos o amigos.
La influencia que las palabras tienen en nuestras vidas es total y el secreto para beneficiarnos de su potencial radica en la forma en que las utilizamos, para ello no basta sustituir unas palabras por otras, sino que hay que rehacer el dialogo interno, asentándolo sobre las bases constructivas, no en una lucha con uno mismo, sino en un acto amable e integrador.
Así el trabajo que se propone en este seminario, es tomar consciencia de nuestro propio discurso, de los compromisos implícitos que este encierra y de esta forma poder intervenir para mejorarlo, convirtiéndolo en sanador para nosotros mismos y para los demás
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L’art de triar, La sendera de l’Heroi
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Hi ha la idea comunament acceptada, que cal afavorir els pensament positius enfront dels negatius, encara que això en principi sembla sensat i sens dubte és millor que en nosaltres imperin els primers en lloc dels segons, la veritat és que si posem en pràctica aquest concepte ens precipitem cap a un conflicte interior, per una banda cal eliminar o exiliar alguns esdeveniments mentals que es produeixen en nosaltres, en pro d’altres que considerem millors. Això representa una fragmentació del propi si mateix, una multiplicitat antagònica de personatges, d’una banda trobem un productor o receptor de pensaments negatius, de l’altra, un treballador, esgotat abans de començar, que elabora o busca referents dels positius i finalment, el censor / jutge omnipotent, omnipresent, que decideix quins són positius i quins negatius, que és el bo i que és el dolent.
Aquesta discussió a tres es complica exponencialment a mesura que incrementem la distància entre els nostres fragments, és la inquietud del no resolt, del soterrat al prim vernís de la il.lusió, on l’única salvació sembla saber el motiu, la causa de la aparició d’aquests pensaments negatius o potser l’origen en una desesperada necessitat eliminar càrregues, o més aviat transmetre-les a manera de responsabilitat o de culpa, externament a manera de autojusticación (pares, mestres, cònjuges, treball, etc.), o internes ( com vaig fer això, si hagués fet allò, sóc un desastre, no m’organitzo, no sóc capaç, no tinc força de voluntat, etc.).
Si mirem això atentament, ens adonem que el procés és molt més negatiu que els pensaments que hi apareixen i que és la pròpia importància que li donem a aquests pensaments, es el que els converteix en poderosos.
Així doncs l’important no és que apareguin certs pensaments en la nostra ment, sinó que fem amb ells, aquí hi ha la veritable elecció, identificar-se amb uns, amb els altres o potser amb cap.
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Existe la idea comúnmente aceptada, que hay que favorecer los pensamiento positivos frente a los negativos, aunque esto en principio parece sensato y sin duda es mejor que en nosotros imperen los primeros en vez de los segundos, lo cierto es que si ponemos en práctica este concepto nos precipitamos hacia un conflicto interior, por un lado hay que eliminar o exiliar algunos acontecimientos mentales que se producen en nosotros, en pro de otros que consideramos mejores. Esto representa una fragmentación del propio sí mismo, una multiplicidad antagónica de personajes, por un lado encontramos un productor o receptor de pensamientos negativos, por otro, un trabajador, agotado antes de empezar, que elabora o busca referentes de los positivos y finalmente, el censor/juez omnipotente, omnipresente, que decide cual es positivo y cual negativo, que es lo bueno y que es lo malo, en definitiva es el que sabe.
Esta discusión a tres se complica exponencialmente a medida que incrementamos la distancia entre nuestros fragmentos, es la inquietud de lo no resuelto, de lo soterrado en el delgado barniz de la ilusión, donde la única salvación parece ser saber el motivo, la causa de la aparición de estos pensamientos negativos o tal vez el origen en una desesperada necesidad eliminar cargas, o más bien transmitirlas a modo de responsabilidad o de culpa, externamente a modo de autojusticación (padres, maestros, conyugues, trabajo, etc.), o internas (como hice esto, si hubiera hecho aquello, soy un desastre, no me organizo, no soy capaz, no tengo fuerza de voluntad, etc.).
Si miramos esto atentamente, nos damos cuenta de que el proceso es mucho más negativo que los pensamientos que en él aparecen y que es la propia importancia que le damos a estos pensamientos, lo que los convierte en poderosos.
Así pues lo importante no es que aparezcan ciertos pensamientos en nuestra mente, sino que hacemos con ellos, aquí está la verdadera elección, identificarse con unos, con los otros o quizás con ninguno.
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Constelaciones familiares
Una constelación familiar se crea cuando una persona quiere aclarar un tema específico de su vida, permitiendo comprender las leyes invisibles que rigen nuestras relaciones.
El procedimiento de las constelaciones es tan curioso y sencillo como sorprendente.
Lo primero a comentar es que la mayoría de los que participan o han participado alguna vez en una constelación, confiesan que ha sentido como una especie de llamada interior, que tal vez podríamos denominar intuición. Y es que este sistema se envuelve de un halo que favorece la emancipación de nuestros instintos y de la intuición, de hecho una vez ya en el proceso de constelar, la persona plantea al grupo el asunto que quiere tratar y selecciona de forma intuitiva un grupo de personas que representaran a su familia, durante esa constelación.
Si todo esto pude parecer sorprendente, el resultado lo es aún más, la mayoría de participantes asegura, que se han sentido transformados al representar la familia del otro, y/o que han visto completamente reflejados a los componentes de la suyas, a través de los que han elegido como sus familiares constelares.
Ya para culminar la mayoría confiesan que durante la constelación han vivenciado una experiencia repleta de mensajes y aclaraciones, que les han servido para liberarse de anquilosamientos e inercias. Es decir que han podido salir de procesos vitales en los que estaban anclados y a los que no encontraban solución, que han podido soltar el pasado, y se han visto capaces de tomar decisiones que les eran imposibles.
Y es que tal vez si podemos ver, podemos soluciona.
Toda información y/o reservas del taller de constelaciones familiares que realiza Ció Sagristà en Narayana se hará llamando al Llamando al 651 664 518
Diàlegs amb el Drac
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El resentimiento, la furia, la indignación, la cólera, la irritación son niveles de la ira, que puede terminar en el enfado permanente o en el odio.
¿Pero como cerrar la puerta de este infierno?
La llave es la no-violencia, sustentada por el yoga de la acción o Karma Yoga, que propone como única realidad el presente, el aquí y el ahora, entendiendo esto como un estado de toma de consciencia, y no como una estrategia, como un eslogan para seducir a otros, o como un autoengaño destinado a camuflar o eludir el pasado, a la vez que el placer futuro se convierte en la meta y el deseo, pero ¿es el placer lo mismo que la felicidad?
Si vivenciamos la acción como algo no-violento, como un continuo ahora, en un estado de atención permanente, entonces esta llave más que cerrar una puerta, anulando, soterrando o castrando emociones, lo que hace es abrir otra, que es el motor de la alquimia interior, la ira transmutándose y convirtiéndose en el impulso que puede mover el mundo, que puede generar paz y benevolencia.
Para finalizar hay que decir que la paz no es algo que se pueda conquistar o adquirir, la paz es en realidad algo que se produce cuando hay ausencia de conflicto, y en toda conquista siempre hay guerra, ¿Cómo se puede obtener paz interior si nuestras acciones son beligerantes? Y además la paz es algo que ya esta dentro de nosotros mismos y que por lo tanto solo hay que permitir que se manifieste, lo que hace que todo intento destinado a su adquisición se convierta en banal, en puro consumismo o materialismo espiritual, a la vez que genera una visión de dependencia de lo exterior, como única fuente que emana y contagia la paz, dicho de otro modo es el entorno el que tiene que estar en paz para que yo pueda estar en paz. Pero ¿conduce este planteamiento a un estado de bienestar? Y ¿contribuye esto a la paz en general, al cese del conflicto?
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El resentimiento, la furia, la indignación, la cólera, la irritación son niveles de la ira, que puede terminar en el enfado permanente o en el odio.
¿Pero como cerrar la puerta de este infierno?
La llave es la no-violencia, sustentada por el yoga de la acción o Karma Yoga, que propone como única realidad el presente, el aquí y el ahora, entendiendo esto como un estado de toma de consciencia, y no como una estrategia, como un eslogan para seducir a otros, o como un autoengaño destinado a camuflar o eludir el pasado, a la vez que el placer futuro se convierte en la meta y el deseo, pero ¿es el placer lo mismo que la felicidad?
Si vivenciamos la acción como algo no-violento, como un continuo ahora, en un estado de atención permanente, entonces esta llave más que cerrar una puerta, anulando, soterrando o castrando emociones, lo que hace es abrir otra, que es el motor de la alquimia interior, la ira transmutándose y convirtiéndose en el impulso que puede mover el mundo, que puede generar paz y benevolencia.
Para finalizar hay que decir que la paz no es algo que se pueda conquistar o adquirir, la paz es en realidad algo que se produce cuando hay ausencia de conflicto, y en toda conquista siempre hay guerra, ¿Cómo se puede obtener paz interior si nuestras acciones son beligerantes? Y además la paz es algo que ya esta dentro de nosotros mismos y que por lo tanto solo hay que permitir que se manifieste, lo que hace que todo intento destinado a su adquisición se convierta en banal, en puro consumismo o materialismo espiritual, a la vez que genera una visión de dependencia de lo exterior, como única fuente que emana y contagia la paz, dicho de otro modo es el entorno el que tiene que estar en paz para que yo pueda estar en paz. Pero ¿conduce este planteamiento a un estado de bienestar? Y ¿contribuye esto a la paz en general, al cese del conflicto?
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